Este sábado 22 de octubre, Dady Brieva condujo “La terapia del jurado” en un segmento de Sábado Show, el programa de José María Listorti y Denise Dumas en El Trece.
Con Dady Brieva como anfitrión, el envío convocó a los jurados de Bailando 2011: Moria Casán, Carmen Barbieri, Aníbal Pachano, Flavio Mendoza y Marcelo Polino, para hablar desde lo más íntimo de sus experiencias personales.
Una vez presentados, los jurados se sentaron en círculo. Luego entró Dady Brieva y anticipó “que esto será un juego, pero siempre sale algo más”. Dijo que prefería comenzar hablando de él para “romper el hielo” y contó que “en el año ’88 tuve un episodio que me llevó a terapia”, para agregar después que pasó por varias escuelas terapéuticas y que, en la actualidad, hacía coaching para empresas, aunque sin título. Dady reflexionó en voz alta: “Para trabajar en esto nosotros a veces hemos dejado el corazón de lado, privilegiando la cabeza. Yo quisiera que comencemos jugando fuerte”, desafió. Y les propuso a todos “que empecemos a hablar de nosotros con una historia de amor que nos haya conmovido”.
Hecha la invitación a Marcelo Polino, prefirió delegar su turno. Así fue Aníbal Pachano el primero en “animarse” y sintetizar el amor fulminante que sintió cuando la conoció a la madre de su hija, la coreógrafa Ana Sanz. “Al mes ya estábamos casados. Yo era arquitecto. Fue transgresor para toda la familia”, recordó. Brieva le recordó a Moria Casán una anécdota que alguna vez escuchó de su boca contar sobre un conmovedor abrazo recibido de su padre. “Lo primero que pensé cuando hablaste de un gran amor en la vida de cada uno, fue en mi padre”, dijo. Después amplió el recuerdo mencionado: “Mi padre nadaba en el mar y yo lo miraba desde la costa. Siempre recuerdo ésa vez que en una salida del mar vino hacía mi y me abrazó. En ése momento una ola nos tapó y yo sentí su abrazo cálido, contenedor. Fue una sensación muy intensa”, relató.
A su turno, Carmen Barbieri contó que los hombres más importantes de su vida siempre fueron hombres mucho mayores que ella y mencionó al desaparecido cómico Jorge Porcel y al padre de su hijo, Santiago Bal. Después relató una anécdota que tal vez tenía alguna conexión con esa coincidencia. “Recuerdo que mi padre siempre me daba piquitos. Pero un día me los dejó de dar y yo sentí que me había abandonado. Pero no; yo me había hecho grande –aunque no me daba cuenta- y a él le daba vergüenza. Flavio Mendoza se sinceró y conmovió a todos: “Nunca escuché en el tema pareja de alguien que me diga: “Te amo”. Hoy necesito llegar a casa y saber que hay alguien que me está apoyando. Tengo todo en lo profesional y laboral, pero me gustaría encontrar eso”. “¡Qué buen momento, para que se lo digas, Marcelo!” (Polino), distendió Dady.
Polino tomó la posta: “Un día, a poco de llegar del interior, conocí a la hija de Pipo Pescador, me enamoré y me fui con ella a vivir a España. Pasé un largo tiempo allá con ella y un día me volví. Siempre pienso: qué hubiera pasado si me quedaba allá… mi vida hubiese sido muy distinta quizás…”, dijo Polino con cierta nostalgia. Dady invitó a que cada uno contase una experiencia sexual “rara” en sus vidas. Y Carmen se adelantó: “Nunca dentro de un auto, es mi frustración sexual”, confesó risueña. “Yo lo hice arriba de un árbol en Paraná”, animó Dady con otro de sus graciosos aportes.
Flavio dijo que en un lugar de strippers en Nueva York le gustó uno, y por la plata que salía tener una cita con él, eligió comprarse una gargantilla. “Muchas veces me arrepentí de haber elegido la gargantilla”, confesó. Y también reveló: “A veces he pagado”. “Yo en mi juventud, he pagado más de lo que he amado”, disparó Dady. A propósito de pagar por una relación sexual, Pachano dijo que en esa situación, “uno se anima a más”. Y reflexionó que, por esa misma razón, “esas experiencias pagas (que admitió haber tenido) son como un choque ferroviario”. Moria dijo que siendo una joven estudiante tenía la fantasía de una doble personalidad sexual. “Un día me levanté un señor que no me gustaba y salí con él por dinero. Me calentó la situación de sentirme una prostituta”.
“A mi lo que me divierte es cuando voy a otro lugar y puedo decir que soy otra persona que la que soy, porque no me conocen ni saben a qué me dedico”, dijo Marcelo Polino. Dady quiso saber: “¿Hay un Polino que se divierte y qué no es caracúlico?” A lo que el jurado aseguró que se divertía todo el tiempo con Moria y Aníbal, pero explicó que no era el humor de estar haciendo chistes todo el tiempo, sino el que surge de una complicidad más profunda.
“¿Qué les seduce de Marcelo Tinelli?”, preguntó Dady.
“A mí, todo”, dijo Flavio. “Me gustaba desde que le faltaba una muela y él se reía con eso”. “Tiene un poder de seducción que es imposible decirle que no. Yo no puedo. Para mi, seduce demasiado”, dijo Carmen. “Es uno de los pocos hombres que conozco a los que el poder le hizo bien (…) Utiliza su dinero para su crecimiento personal, interior (…) Es alguien que quiere preservar todo lo que tiene y me impresiona su aislamiento a pesar de su cercanía con la gente”, analizó Moria. “Me encantaría pasar una tarde distendida con Marcelo -mirando el cielo- y reirme con él”, expresó Aníbal.
Luego Dady invitó a que cada uno señale sus propios defectos. Polino aseguró que el suyo era “ser muy confiado” y que, “por eso, he recibido muchos golpes en la vida”. “A mi me salta ‘el cabrón’ por querer ser justiciero” , dijo Mendoza. Moria Casán se autocriticó por sentirse “como responsable de gente, que está como a mi amparo, sin que me lo haya pedido”. Flavio Mendoza dijo que “lo que más lamento, es que luché tanto para llegar acá y no lo puedo terminar de disfrutar. Al tener que ser pilar de mi familia, tuve que hacerme fuerte… te montás en un personaje”, se sinceró. “Yo no soporto ser tan impulsiva y después tener que arrepentirme de haber largado cosas fuertes”, dijo Carmen.
Dady volvió a presentar un tópico del cual hablar desde cada uno. “¿Qué envidian o admiran de sus compañeros?”, indagó.
Polino dijo envidiar “la energía de Moria y de Aníbal; la fuerza física de Flavio; y de Carmen admiro que sea tan buena madre: esa cosa maternal y de protección que tiene”. Pachano dijo admirar de Polino su entereza al recibir una crítica. De Moria: su desparpajo cotidiano; de Flavio: su personaje de circo, su destreza de acróbata y de Carmen: su protección; “el ayudarme a sostenerme en la televisión”. Moria dijo admirar de Barbieri que “es luchadora como yo, no se amedrenta y hace lo que tiene que hacer”. De Flavio: “Me impresiona su sensibilidad, su crecimiento y esa cosa de no negar sus orígenes, que la mayoría hace” De Aníbal su sentido estético y agregó: “Me parece que es un arquitecto de sus cosas, que ha trabajado mucho para ser él. Aunque algunas veces se desbanda”, bromeó. Y Polino: “Es un tierno” detrás de esa “máscara de imperturbable. Un periodista muy potente que le pone la firma a todo lo que hace”, lo definió.
Mendoza comenzó con Carmen. “Siempre la admiré y me gusta cómo se muestra en los momentos difíciles; no baja nunca la guardia… Y si en algún momento la he ofendido, creo que es el momento de pedirle disculpas porque es una gran mujer”, dijo. Carmen, conmovida como el coreógrafo, se paró para abrazarlo. Después Flavio dijo que Moria “estuvo en momentos muy difíciles de mi vida. Y muy buenos. Me llevó a posicionarme como artista, nunca me tiró para abajo”; para concluir: “Cuando estoy a su lado, siento seguridad.”
Casán calificó a Flavio y Aníbal como “mis hijos mediáticos”, dijo que valoraba “la impronta” de los dos en el mundo artístico y mediático. Pachano contó una anécdota: “A mí, un día me dolió lo que le pasó a Moria con un gran artista como Gasalla y la llamé. Hablamos… Esa noche sentí que la protegía un poco y es lo que yo he sentido muchas veces de su parte”. A su turno, Carmen dijo estar arrepentida de haber calificado a Marcelo Polino como un “oportunista y un mercenario, por una bronca”. Dijo que admiraba su inteligencia y su memoria. Y agregó: “Te pido disculpas”. Para reflexionar luego: “El es un amigo que he perdido y voy a tratar de recuperar”. Polino, lejos de aprovechar la ocasión para un pase de facturas, guardó silencio.
Para Aníbal Pachano, Carmen también tuvo sentidas palabras: “Sos un luchador y te admiro como peleás por tu vida y tu familia”. Y al hablar de Moria, dijo admirarla porque “es una usina que genera constantemente y que no cambió a pesar de los años” Para agregar: “Te admiro como mujer a pesar que nos peleamos y pasamos el límite -muchas veces- que no tendríamos que haber pasado. Te quiero y te admiro”, dijo. Por último, dijo admirar en Flavio Mendoza “lo luchador y familiero” que era. “Vos por tu gente, das la vida”, aseguró.
Para finalizar, Dady Brieva pidió que cada uno calificara su actuación en el encuentro y dijera unas palabras al respecto. “¡Yo la pasé súper bien y me pongo un diez!”, dijo Marcelo Polino. “Esto fue bueno para mostrarle al público como es uno. Yo estoy en la mitad de la vida y me falta para llegar a un diez. Me voy a poner un cinco”, dijo Aníbal Pachano. Una vez más, Moria Casán sorprendió con su ocurrencia: “Yo, como soy tan autosuficiente, me voy a poner un uno. El cero ya lo tengo y -para el diez- que me lo ponga la gente al lado del uno, si quiere”. Flavio Mendoza se calificó con un cuatro: “Trato de ayudar, pero me falta todavía”, autoevaluó. Muy sensibilizada, Barbieri comentó: “Yo la estoy pasando mal en este momento de mi vida y como persona siento que fracasé. Me pongo un dos”.
Para cerrar su primera “sesión de terapia”, Dady Brieva se dirigió a todos: “Siempre los veo; miro mucho la televisión y cuando miro este programa, me lo trago. Y digo: este es el mejor jurado de la televisión argentina; y me pregunto: ¿hasta dónde van a ir?… Yo no podría jugar cómo ustedes lo hacen. La tarea de ustedes ¡es de la con.. a de su madre! Fue un placer haber estado con ustedes”, finalizó.
José María Listorti agradeció a los jurados por haber “abierto sus corazones” en lo que calificó como “un gran momento televisivo; histórico”. Sobre el final, Pachano le agradeció a Tinelli públicamente por su presente artístico. “Me encantó esta terapia de grupo… Lloro de felicidad”, explicó Moria, cuando alguien delató lágrimas en sus ojos.
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